
"Morir no hiere tanto. Nos hiere más vivir... ...Un triunfo puede ser de diferentes clases. Triunfa el entendimiento más fino cuando avanza, con calma, la Verdad..."
Para saberme, era preciso que supiera las líneas de mi rostro contra el de otros, que toda identidad me fuera conferida por contraste, que supiera qué soy sólo a cambio de ver y de aprender todo lo que no soy, lo que nunca seré.. las rutas y las caras del ser que me son más ajenas. La nulidad que otro existir me ha conferido.
De este modo, no soy o sólo soy, más bien, todo lo que tú mismo desechas y no eres.
Para existir he tenido que ser el otro, el que no eres: Tu sombra más querida, la que más íntima y opuestamente te refleja hasta complementarte. Pero, al fin y al cabo, nada más que una sombra. No soy por lo que soy, sino por lo que tú no eres. Pero ahora que pretendo por fin definirme y nombrar la realidad entera bajo mis propios términos, me encuentro con que saqueaste para ti todo el oro sonoro de la voz, el acervo frutal de los idiomas, la virtud del lenguaje. No sé pensar más que con tus conceptos. Me enajenaste el mundo y con él te llevaste la voz que hasta había aprendido la suavidad de las canciones.
Como el salvaje de la tempestad, aprendí tu lenguaje para odiarte, para insultar en ti mi mudez, tu avaricia, la lascivia que tú saciaste en mí porque me hizo necesaria.
Hoy tejo con mi aliento una nueva palabra. Una nueva palabra para nombrar el mundo que veo con mis ojos y que, algún día, consiga que tú y yo podamos dirigirnos uno al otro sin sumisión, ni odio, sin miedo, con la firme franqueza con que se hablan los iguales.
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